Oración al Padre Nuestro

Estudio Bíblico Romanos 11: tercera parte

Autor: Pastor Ángel Adames

En este tercera parte, se amplia el estudio bíblico de Romanos 11 y se abordan varios aspectos del referido capitulo, desde la perspectiva de varios autores que han tratado el tema. Para leer las primeras dos partes de este estudio bíblico haz clic en el enlace correspondiente:

Sin lugar a dudas, se han generado ciertas controversias al abordar el tema de la salvación de Israel en la actualidad y lo que será su futuro, pues hay posiciones teológicas encontradas. Es particularmente sorprendente observar cómo se asume frecuentemente que la salvación de las naciones gentiles ha desplazado a la salvación de Israel como el foco de los propósitos redentores de Dios en la era actual. 

Otros sugieren que Pablo en este capítulo 11 de Romanos se está refiriendo específicamente al “remanente” creyentes de los judíos, pero algunos plantean la conversión masiva de judíos al final de los tiempos.  Incluso están los que dicen que Israel ha sido puesto a un lado como nación y que hoy en día Dios no tiene tratos preferenciales con Israel, indicando que cuando Dios empiece nuevamente a tratar con Israel como nación, se disiparán todos sus problemas con sus países vecinos y que algún día el conflicto se resolverá y no vivirán ya en la tierra con temor, sino en paz y tranquilidad, como expresa poéticamente Miqueas 4:4.

Por lo general, son diferentes las formas de decir que Pablo insinúa que Israel ha sido sustituido por la Iglesia, o que la Iglesia es el verdadero Israel, o el “Israel espiritual”. Esta posición es también la que sustenta Craig Blaising, quien en su ensayo sobre hermenéutica en el libro The New Christian Zionism [El nuevo sionismo cristiano]. En su libro, Blaising sostiene que cuando sugiere que la expresión “todo Israel” no implica la salvación de cada descendiente de Israel que haya vivido, ni tampoco “la conversión de cada judío viviente”. 

De igual manera, Sam Storms en su libro Kingdom Come: indica que “el propósito eterno de Dios nunca contempló la salvación de cada judío étnico”. Él, como otros, considera que la frase “todo Israel” en Romanos 11:25-26 se refiere solo a un remanente de judíos y gentiles creyentes. Sin embargo, www.middletownbiblechurch.org, está en desacuerdo con esta posición al considerar que EL RECHAZO DE ISRAEL NO ES TOTAL, SINO PARCIAL

La gran mayoría de los judíos ha rechazado el evangelio de Dios, tal como se encuentra en la Persona de Jesucristo, pero no todos, hay un remanente de judíos que confiaron en Cristo y Pablo era parte de este remanente (v.1). Pero termina diciendo: “EL RECHAZO DE ISRAEL NO ES PERMANENTE, SINO TEMPORAL, para significar que la nación no rechazará siempre a Dios y que en el futuro vendrá un gran día en que toda la nación será salva (versículos 26-27). 

Ambas ideas clave se encuentran en Romanos 11:25: “que ha acontecido a Israel endurecimiento EN PARTE (PARCIAL), HASTA (TEMPORAL) que haya entrado la plenitud de los gentiles”. La ceguera no es total y ni es permanente, pues hay algunos judíos hoy están viendo muy bien. (Ellos conocen a Cristo como a su Salvador, y aunque antes eran ciegos, ahora pueden ver). 

Viene un día futuro cuando la nación de Israel verá y reconocerá a Cristo como a su Mesías y Señor, haciendo referencia a Zacarías 12:10, “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito”

Esta posición de www.middletownbiblechurch.org, encuentra fuerte oposición de la https://ibsj.org, que con argumentos de mucho peso opina lo siguiente con relación a este tema: “ese endurecimiento parcial de Israel continuará “hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles”, es decir, a lo largo de toda era evangélica. Nunca será un endurecimiento total, porque Dios siempre ha tenido un remanente escogido por gracia”. 

Este último portal web, afirma, además, que ese “HASTA” del versículo 26 (del griego achri hou) no señala necesariamente algo que sucederá después de que haya entrado la plenitud de los gentiles, sino que hasta que eso ocurra, el endurecimiento será parcial, no total (noten el uso de achri hou en textos como 1Cor. 11:26 y 15:25)

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Hasta el fin de esta era presente, el endurecimiento de los judíos seguirá siendo parcial; la puerta de la salvación seguirá abierta para ellos hasta que entre el último gentil que se convertirá (que es lo que parece señalar la expresión “la plenitud de los gentiles”) y el remanente de Dios escogido por gracia seguirá entrando por esa puerta. En este planteamiento de https://ibsj.org, no se vislumbra la aceptación de Cristo en masa del pueblo de Israel al final de los tiempos, como lo asegura www.middletownbiblechurch.org.

A lo largo del Antiguo Testamento (AT) y en ciertas partes del Nuevo Testamento (NT), la frase “todo Israel” no se refiere a la totalidad, o la plenitud de Israel. En otras palabras, afirmar que todo Israel será salvo, encierra la totalidad de sus componentes, lo que implica que las 12 tribus de Israel también serán salvas. “Pablo está visualizando, dice Blaising, a un futuro Israel que está totalmente formado por judíos salvos. 

No hay cambios en la identidad de Israel, el ‘todo Israel’ que está completamente salvo en Romanos 11:26 es el mismo ‘Israel’ que está parcialmente endurecido en Romanos 11:25”. Sin embargo, aunque Pablo distingue a los judíos de las demás naciones, algunos dirán que no es así. Señalarán que la afirmación de Romanos 4:13 (NVI), “que él sería heredero del mundo”, indica que el “mundo” ha reemplazado la particularidad de Israel. 

A menudo se utiliza Efesios 2:11–3:17 y Gálatas 3:28 para corroborar tal posición, y se afirma que todos (judíos y griegos) son “descendientes de Abraham, herederos según la promesa”. Este argumento he rebatido por Blaiesing en dos vertientes: Primero, porque no considera la dimensión universal de la promesa Abrahámica que ha estado presente siempre en el AT, “desde la Torá hasta los Profetas”, y que nunca estuvo en conflicto con las promesas particulares de Dios a Israel. 

En segundo lugar, porque no advierte que la promesa de “bendecir a todas las naciones en ti” (Génesis 12:3) se desarrolla en Génesis como una regla “hegemónica universal”, que luego se da específicamente a la casa de David en el Salmo 2, caracterizada como una “herencia” mundial.

En tal sentido, concluye Blaising, la promesa universal de Dios y el llamado particular de Israel nunca estuvieron en conflictos, por lo que no habría necesidad de que el “mundo” en Romanos 4:13 reemplace la particularidad de Israel en la consumación del plan de Dios. Siguiendo este mismo sentido, Andrés Arteaga M, (2001), plantea que la encarnación es el acto supremo de la creación divina, todo en el mundo existe para eso, el mundo de la creación está «bañado por la gracia». 

El Dios de la Creación es el Dios de la Redención, «Dios no ha creado dos realidades que en cierto modo habrían de ser posteriormente armonizadas. En resumen, si quisiéramos formular la relación entre el orden natural y el sobrenatural, podríamos decir: “El mundo de la Redención está incluido en el de la Creación, así como el mundo de la Creación está incluido en el mundo de la Redención”. (revista Teológica Vida, 2010).

Paula Fredriksen, de la destacada Universidad Hebrea en Jerusalén, describe esta particularidad universal como una “universalidad judía”, un concepto derivado del AT. Ahora, “dentro de la congregación eclesiástica —explica Fredriksen—, Pablo ve su manifestación evangélica donde los creyentes pueden ser ‘uno en Cristo Jesús’ (Gálatas. 3:28), pero su particularidad social continúa: aquellos ‘en Cristo’, insiste Pablo, permanecen y deben seguir siendo judíos o gentiles, circuncidados o incircuncisos, así como deben mantener sus roles sociales como hombres o mujeres, esclavos o libres”. 

En ese mismo tenor, Jesse Rojo (2019) en su artículo ¿Qué quiere decir: “todo Israel será salvo” ?, afirma que, en el contexto de la carta a los Romanos, la identidad judía es positivamente distinguida y afirmada. Esa distinción no es por una jerarquía de raza entre judíos y gentiles: “¡En absoluto!”, dice Pablo (Romanos 3). En cambio, esto involucra un “misterio” que Pablo empieza a abordar en Romanos 11, y que ahora está dispuesto a revelar por el bien de la futura restauración del pueblo de Israel.

Otro punto de vista es el que sostienen algunos, afirmando que los gentiles alcanzaron la salvación debido a que los judíos rechazaron a Cristo. En ese sentido, Gil Rugh (2014) comentando a Romanos 11:28-29, dice lo siguiente: “pero este endurecimiento es por el bien de los gentiles. Debido a la dureza de Israel, Dios está trayendo la salvación a los gentiles. 

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Sin embargo, no se puede perder de vista, que Dios no puede abandonar a Israel, porque si lo hiciera, eso significaba que Él rompió Sus promesas hechas a Abraham, Isaac y Jacob”. Cornelis P. Venema (2020), corrobora este punto de vista al decir que esta suposición Gil no es difícil de explicar, puesto que la gran mayoría del pueblo de Israel respondió en incredulidad al ministerio de Cristo y a la predicación de los apóstoles. 

Expuesto lo anterior, por lo contrario, la proclamación misionera del evangelio del reino fue cada vez más extendida a las naciones gentiles. En contraste al relativo pequeño número entre los hijos de Israel que se convirtieron en miembros de la comunidad del nuevo pacto o del pacto renovado, el número de creyentes gentiles se volvió cada vez más predominante. Pero por otro lado, L. Cerfaux, se niega a corroborar esta afirmación de Venema, al escribir: 

El misterio revelado a Pablo es el siguiente: “una ceguera temporal ha afligido a Israel para permitir al conjunto de los gentiles la entrada en la Iglesia, y así, cuando haya pasado esta ceguera, Israel en su totalidad será salvo: entendemos por pueblo elegido lo que era en la intención divina, la raíz sagrada de los patriarcas y todos aquellos que son el verdadero Israel, hijos de Abraham por la fe y la circuncisión interior, salidos tanto del pueblo escogido como de las naciones”

Con el paso del tiempo, muchos tomaron este patrón para querer decir que el propósito redentor de Dios hacia Israel había concluido, y que los pueblos gentiles eran ahora, casi exclusivamente, el foco de su obra salvadora a través de Jesucristo. Debido a que la Iglesia es el nuevo “Israel de Dios” (Gálatas 6:16; 1 Pedro 3:9-10), cualquier atención especial a la salvación de Israel, a diferencia de los gentiles, y viceversa es considerada como problemática, (Cornelis P. Venema, 2020). En este punto de la discusión es necesario y razonable puntualizar que Dios viene ejecutando su plan perfecto de salvación para la humanidad desde antes de la fundación del mundo. 

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Esto claramente destaca la soberanía de Dios y excluye toda especulación, pues Dios no tiene un plan “b” por si el plan “a” sale mal, y esto sugiere que, no hay tal sustitución, tampoco, una salvacion de los gentiles, porque los judíos rechazaron a Cristo, pues estos planteamientos son muy difíciles de sustentar bíblicamente, lo cual hace que los estudiosos del texto bíblico, no se sientan cómodo.

Si leemos Génesis 3:15, encontramos lo que podemos llamar el primer señalamiento de la promesa de Dios para solucionar el pecado de Adam y Eva, el cual había afectado a toda la humanidad, de manera que esa promesa apunta a la salvación de todo el mundo. Esta situación es la que el apóstol está tratando con mucha claridad en Romanos 5, especificado de manera concreta en los Versículos 18 y 19 “Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. 

Porque, así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos”. Este enlace entre Génesis y Romanos apunta a una salvación de la humanidad y no un pueblo en particular, lo que, en ninguna manera quiere decir que Dios no hiciera promesa a un pueblo en particular, como es el caso de las promesas de Dios con Israel. 

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