Nuevos cielos y nueva tierra

Promesa de nuevos cielos y nueva tierra Isaías 65:17-25

  • Tema: Promesa de nuevos cielos y nueva tierra
  • Base bíblica: Isaías 65:17-25 
  • Expositor: José Gomera
Escucha el devocional Nuevos cielos y nueva tierra en audio.

Nuevos cielos y nueva tierra, Isaías 65:17-25

“17 Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.

18 Mas os gozaréis y os alegrais para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo.

19 Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor.

20 No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito.

21 Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas.

22 No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos.

23 No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos.

24 Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído.

25 El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová”.

Isaías 65:17-25

Promesa de nuevos cielos y nueva tierra, la profecía de Isaías 65:17-25

Isaías profetizó alrededor de 740 años antes de Cristo. Era un tiempo de prosperidad para la nación. Judá era un reino diminuto rodeado de colosos imperios que luchaban entre sí. Entre ellos Egipto y Babilonia.

Muchas profecías se cumplieron de inmediato, otras tantas durante las siguientes décadas y siglos. Pero algunas, como la que se plasma en Isaías 65:17-25 son para que se cumplan en un tiempo desconocido para nosotros, pero cuyos beneficios serían eternos.

El Señor le mostró a Isaias cómo serían esos nuevos cielos y nueva tierra. Pero, como dice nuestro pastor, Ezequiel Molina Rosario, Dios utilizó figuras y cosas que el profeta pudiera entender para que tengamos una idea de cómo sería ese lugar que prepara para cada uno de nosotros.

¿Cómo serán esos nuevos cielos y nueva tierra?

Entre los versículos que acabamos de leer, destacan, los versículos 27, 23 y 24. Ahora, nos tomaremos unos minutos para desglosarlos.

Isaías 65:17, una promesa refrendada por el Maestro

El versículo de Isaías 65:17 guarda relación con Isaías 64:12. Aquí Dios le da una advertencia a Su pueblo. Indicando que el hecho de que sean descendientes directos de Abraham, no significa que tendrán sus bendiciones en modo automático. 

Al respecto, vale citar lo que escribió Juan Calvino: “…el Profeta tenía la intención de despojarlos de la tonta confianza de imaginar que Dios estaba atado a la posteridad de Abraham; porque el Señor no se había limitado a ellos sino en una condición absoluta…

…y si esto fuera violado por ellos, serían privados, como los que rompen el pacto y los traidores, de toda la ventaja derivada del pacto. Tampoco se hizo esta promesa a Abraham solo, ni a los que descendieron de él, sino a todos los que deberían ser injertados por fe en su familia”. Fin de la cita.

770 años más tarde, esta promesa es refrendada por Jesucristo cuando dice “Y como Moises levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. (Juan 3:14-15).

De este modo, vemos cómo El Maestro; el que fue antes de todo lo que existe; el Verbo; nuestro redentor; no sólo confirma la profecía de cielos nuevos y nueva tierra, sino que también abre las puertas del cielo para todos aquellos que creamos en Él. Así confirma que los nuevos cielos y nueva tierra no es solo para los judios.

Genesis 65:23, la morada de los justos

El versículo 23 resume los cinco versículos anteriores. Habla de la eliminacion de la esclavitud, pero para siempre. Aquí se profetiza que el hombre ya no trabajará más para beneficio del hombre. 

Que los avivatos, terratenientes, creidos, políticos que gobiernan para sí mismos y los empresarios sagaces y opresores no tendrán lugar en esos nuevos cielos y nueva tierra. No habrá propaganda ideológica que aliente a la población ni discursos que buscan alejar a las personas del Creador. Los ateos no tendrán morada allí.

Todos viviremos en armonía con nuestro Creador y con el resto de la creación. ¿Cuándo se logrará todo esto? Al respecto, el ministro metodista y dispensacionalista Arno C. Gaebelin dijo lo siguiente:

“Comienza con el día de Jehová; ese día del Señor es mil años. Al final, se crearán los nuevos cielos y nueva tierra. Entonces, cuando comienzan las edades eternas, se alcanza la plenitud completa. 

Pero las bendiciones del Milenio también están ante nosotros. Jerusalén es creada como un lugar de regocijo y su pueblo, el pueblo del reino, judíos y gentiles, obedientes a las leyes del reino, disfrutarán de las bendiciones materiales aquí predichas. Y la creación gimiendo se ve una vez más entregada”.

Isaías 65:24 Dios se explaya con el hombre

“Y antes que clamen, responderé yo…” Es una poderosísima promesa que se podría interpretar como “les daré todo lo que pidan y aún más de lo que puedan desear”. Este verso habla del fortalecimiento de la relación de Dios con el hombre.

En esos nuevos cielos y nueva tierra, no pediremos a Dios que nos cambie de trabajo porque nos pagan mal. Tampoco porque nuestro vecino nos molesta. Mucho menos que proteja a nuestros niños camino a la escuela.

No, porque todo lo que a la humanidad hoy le preocupa, ya no existirá en aquel lugar. No tendrás miedo de que el perro muerda al niño pequeño o de que un ladrón rompa tu casa cuando no estés. Dios se encargará de que nuestras preocupaciones sean despejadas y de que la alegría y el gozo vuelvan a nuestra alma. Pero de manera plena.

Finalmente, vemos como Dios nos promete nuevos cielos y nueva tierra; garantiza todas las condiciones de vida en ella, sin preocupaciones ni quebrantos; y mejora nuestra relación con Él. 

La promesa de Isaías 65:17-25 es para ti, para mí y para todos aquellos que reciban a Jesucristo en su corazón y perseveren en Su Palabra, hasta que Cristo venga y nos lleve con Él o decida que partamos antes.

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