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¿Cómo Dios contesta la oración en La Biblia?

La Palabra de Dios aborda el principio de la Creación; la historia de los patriarcas; el Plan de Salvación, así como, la vicisitudes de los primeros cristianos. Pero la oración en la Biblia también es uno de sus temas centrales. Hagamos un recorrido por las principales oraciones que se encuentran en Las Escrituras.

A propósito del tema, ED Strauss publicó recientemente su libro “Las 100 oraciones más importantes de la Biblia”. El libro está disponible en SepaWeb.org y tiene un costo de $4.99 dólares que, entendemos, se recupera con la enorme enseñanza que de este texto se obtendría.

Oraciones en la Biblia del Antiguo Testamento

A continuación, veamos oraciones en la Biblia, del Antiguo Testamento, que impactaron la vida de quienes se comunicaron con el Creador.

La oracion de Josue

Moisés fue el libertador. Josue, el conquistador. Pero los dotes de liderazgo de Josue se hicieron evidentes desde su juventud. Por esa razón fue escogido como uno de los doce que exploraron la tierra prometida.

No solo se trataba de un guerrero valiente, sino también de un hombre de fe. La oración formaba una parte central en su idiosincrasia. Tenía todas las condiciones para ser el líder natural del pueblo de Israel. y  Moises los conocía, por lo que lo preparó para que lo sustituya.

Una oración que hay en la Biblia contiene una poderosa petición que hizo Josue en medio de una batalla en su lucha contra los amorreos. Esta oración la encontramos en Josué 10:12-13.

“Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas:

    Sol, detente en Gabaón;

    Y tú, luna, en el valle de Ajalón”.

Josué 10:12-13

 Y el versículo 13 comienza diciendo: “y el sol se detuvo…” La Oración de Josúe nos muestra el poder de la oración en la Biblia. Específicamente, la indescriptible conexión que se puede lograr cuando oras con fe.

La oración de Ana

La esterilidad era considerada una maldición en el Antiguo Testamento. Ana era estéril. Era esposa de Elcana, que también tenía a Penina como esposa. Penina si podía tener hijos y aprovechaba su bendecido vientre para torturar a Ana.

Como mujer de Dios, Ana fue a la presencia de Dios y presentó su problema, delante del Sacerdote Elí. Podemos encontrar este pasaje en el capítulo uno de Primera de Samuel. Pero lo que nos compete es la oración que hizo esta atribulada mujer. La oración de Ana, la encontramos en 1 Samuel 1:11.

11 E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordarás de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza”.

1 Samuel 1:11

Y Jehová premio a Ana. No solo dio a luz al último juez de Israel, y aquel que ungió al primer rey, sino que también le dio más hijos.

Oraciones de la Biblia: la oración de David

De todos los personajes bíblicos, podemos asegurar que David era el que más oraciones tiene registradas. Como autor de más de 70 salmos, David mostró cómo rendir el corazón a Jehová en oración, para mover su poder a favor de su petición.

David era pastor de ovejas, músico, guerrero y rey. Pero sobre todo, era un hombre que se entregaba completamente a la voluntad de Dios. Fue tan sabio David, que no buscaba excusas ni justificaba sus pecados. Sino que, temeroso del castigo divino, buscaba que la misericordia de Dios sea con él.

Ya rey, David tenía una lucha constante contra los enemigos externos de Israel, pero también contra los enemigos desde adentro de su reino. Muchos lo injuriaban culpandolo de haber tomado el reino de la Casa de Saul y propagaban la idea de que era un rey ilegítimo.

Sin embargo, en lugar de eliminar a sus adversarios de un plumazo, como hubiera hecho cualquier otro rey, David se humilla ante Dios y pone la situación en sus manos. Como consta la oración en la Biblia, en el Salmo 3.

“1 !!Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios!

    Muchos son los que se levantan contra mí.

2 Muchos son los que dicen de mí:

No hay para él salvación en Dios. Selah

3 Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí;

Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.

4 Con mi voz clamé a Jehová,

Y él me respondió desde su monte santo. Selah

5 Yo me acosté y dormí,

Y desperté, porque Jehová me sustentaba.

6 No temeré a diez millares de gente,

Que pusieren sitio contra mí.

7 Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío;

Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla;

Los dientes de los perversos quebrantaste.

8 La salvación es de Jehová;

Sobre tu pueblo sea tu bendición. Selah”

Salmos 3

Oración en la Biblia: peticiones contestadas en el Nuevo Testamento

Las siguientes, son algunas de las oraciones que registra el Nuevo Testamento. En esta sección de oración en la Biblia, veremos, por ejemplo, como Jesús intercede por sus discípulos.

Oracion Intercesora de Jesús

Juan 17 muestra una de las oraciones más emblemáticas de Jesus. Aquí, el Maestro no solo intercede por sus discípulos, también lo hace por sí mismo. El momento en el que sería sacrificado estaba cerca. En su humanidad, la angustia agobiaba su alma.

El Evangelio según San Juan registra una oración en la Biblia, una oración de intercesión poderosísima. Jesus le habla directamente al padre.

Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti;

Escucha el Evangelio según San Juan, capitulo 17

“2 cómo le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.

3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.

5 Ahora pues, Padre, glorificame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.

6 He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.

7 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti;

8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son,

10 y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.

11 Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.

12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.

13 Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.

14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.

16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.

19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.

20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,

21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.

23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

24 Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.

25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.

26 Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos”.

Juan 17

Esta oración en la Biblia, la de Jesus en Juan 17, es una oración atemporal. Dios contestó esta oración, porque el Maestro intercedió también por aquellos que ha de recibirle. Intercede por ti y por mi.

Oración en la BIblia: Esteban intercede por quienes lo mataron

La Biblia registra a Esteban como el primer mártir cristiano. Los maestros de la Ley, al no poder hacer una réplica a su discurso, deciden acusarlo de blasfemia. Y darle muerte, apedreando.

Una mente mundana y desviada de la Presencia de Dios, pensaría en venganza. ¿O no se supone que Jehová es nuestro vengador? Pero Esteban solo pensaba en la recompensa eterna que le esperaba.

En ningún momento pensó en la destrucción de quienes lo apedreaban, sino que pidió misericordia para ellos. Clamo para que no les sea tomado en cuenta su pecado, así como lo hizo el Maestro en la cruz.

“59 Y apedreaban a Esteban, mientras él invoca y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu.

60 Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió”.

Hechos 7:59-60

La oración en la Biblia es un arma poderosa. Fue a través de la oración que la luna y el sol se detuvieron, qué corazones quebrantados fueron perdonados y que grandes hombre de Dios intercedieron por otros.

Ya lo dice la Palabra: “la oración del justo tiene poder”. (Santiago 5:16). Las oraciones del Antiguo Testamento hechas por los patriarcas; y las oraciones del Nuevo Testamento nos muestran que a Dios no le interesan las poses. Solo ora y clama. Pero hazlo con fe y el Señor te escuchará.

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