Ha sido un acontecimiento inesperado, pero previsible. Contra todo pronóstico, los talibanes se han hecho con el poder en la nación de Afganistán. En una guerra relámpago, solo comparable con la toma de Saigón, durante la Guerra de Vietnam, uno de los grupos paramilitares más temibles de oriente ha tomado casi todo el país.
Ayer, cuando entraron en Kabul, la capital del país, se convirtió en un día negro para la mayoría de sus habitantes. Sobre todo para las mujeres, niñas y el pequeño grupo de cristianos que aún resiste. Solo bastaron siete días para que los afganos, al sentir que llegó un punto de no retorno, huyeran en estampida de su tierra. ¡De su propio país!
Y no es para menos. El extremismo religioso en esa nación es tal, que ocupa el lugar número dos en la Lista Mundial de Vigilancia de Puertas Abiertas. Es posible que para el listado del próximo año, ocupen el primer lugar.
¿Qué significa para los cristianos que los talibanes hayan tomado el control de Afganistán?
«Es un día desgarrador para los ciudadanos de Afganistán, y un momento aún más peligroso para ser cristiano», dice el hermano Samuel, director de campo de Open Doors para Asia (cuyo nombre ha sido cambiado por razones de seguridad).
Agregó que «Es una situación incierta para todo el país, no solo para los creyentes secretos. Nuestros corazones están rotos. Sabíamos que esto podría suceder. No nos sorprende, pero esto no hace que el dolor sea menor «.
En la práctica ¿Cómo afecta a los cristianos de Afganistán?
El hermano Sam sostiene que “Los creyentes secretos en Afganistán son especialmente vulnerables. Antes del gobierno de los talibanes, ya tenían muchas dificultades para vivir su fe, ya que tenían que mantenerla en secreto a sus familias por temor a ser rechazados o, peor aún, asesinados.
Ahora que los talibanes están en el poder, su vulnerabilidad se multiplica por diez. Sería casi imposible ser un seguidor de Jesús en este país. Estamos monitoreando la situación, pero este es el momento de pedirle a Dios que tenga misericordia no solo de su pueblo, sino de este país en su conjunto».
Cinco formas de orar por Afganistán hoy
Puertas Abiertas, organización que vigila la vida de los cristianos alrededor del mundo, recomienda elevar oraciones por los Afganos basadas en lo siguiente:
Orar por el pequeño grupo de creyentes del país.
Ser cristiano en Afganistán es una de las actividades más peligrosas que existen, sino es de plano la más peligrosa. Un creyente puede ser apedreado públicamente hasta morir; azotado hasta dejarlo liciado; o, en el más optimista de los casos, apresado sin juicio previo y sin tiempo indefinido.
Debido a esto, los afganos deben practicar su fe en secreto. En la práctica, se les imposibilita predicar la Palabra y deben orar en secreto. Además, no pueden confiar en nadie ni leer la Biblia delante de nadie, ni siquiera de sus hijos. Cualquiera los puede delatar.
Debemos orar para que nuestros hermanos de Afganistán encuentren fuerza, sabiduría y paz en la promesa de salvación de nuestro Señor Jesucristo. Oremos para que el Señor mejore las circunstancias en las que los afganos practican su fe.
Orar por los desplazados
Los países más afectados por la situación de Afganistán son sus vecinos. Países como Irán e Irak esperan que una ola de refugiados llegue desde este país durante los próximos días. Es un proceso natural: cuando las condiciones de vida empeoran, las personas buscan mejores horizontes, aunque sea bajo condiciones mínimas.
Debemos orar por la protección, provisión y guianza divina durante sus viajes. Que el Señor cubra su familia y que encuentren aliento y aceptación allí donde se dirigen.
Orar por las mujeres
Es innegable. En muchos países del medio oriente las mujeres son vistas como objetos y como propiedades del marido o del Estado. Y Afganistán no es la excepción. Pero ahora con la usurpación del poder por parte de los talibanes su situación empeorará.
Ya no tendrán vida privada, acceso a la educación ni derecho a transitar solas por las calles. Y ni siquiera hablemos de las draconianas reglas de comunidad y vestimenta.
Oremos por que el Señor proteja la vida de cada una de las mujeres afganas. Que el Espíritu Santo plante la semilla en su ser y que, aun bajo sus extremas circunstancias, el Evangelio de Salvación llegue a sus casas.
Orar por los enfermos
Mucho se habla de la implantación de la Ley Sharia en Afganistán. Pero recordemos también que se trata de un país muy pobre. Y como tal, con escasos sistemas de salud. Problema que se ha agudizado durante la pandemia.
Debido a las peculiares condiciones del país, la cobertura sobre el tema es escasa. Pero los escasos reportes dan cuenta de lo que es un secreto a voces: los casos de Covid-19 están aumentando, por lo que el sistema de salud está muy deprimido.
Oremos para que el sistema de salud no colapse. Para que las organizaciones internacionales vayan en auxilio de los enfermos de este país y que el nuevo gobierno sea receptivo con esta ayuda.
Orar para que el país no sea un refugio de extremistas
Solo faltan meses para que se cumplan los 20 años de la forzosa salida del poder de los talibanes. Recordemos que fue en sus cuevas y montañas que se fraguó el fatídico ataque a Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001.
Ese día, pudimos ver como los ataques terroristas llegaron a su punto más álgido. ¡Y Afganistán estaba en el centro del problema! Hoy, que el ejército estadounidense deja el país, el debilitado gobierno huye y los extremistas retoman el poder.
Si no ocurre un milagro, es inevitable que los talibanes utilicen el amplio y escabroso territorio de Afganistán como centro de operaciones de los grupos terroristas internacionales. Lo peor es que ahora podrán contar con un presupuesto estatal.
El Pueblo de Dios debe orar para que esto no ocurra. Debemos elevar un clamor para que Jehová de los Ejércitos Celestiales detenga el frenesí de un grupo que, con tal de imponer su estilo de vida, ha demostrado ser capaz de todo.
Cuando el Pueblo de Dios ora, su Señor escucha. Recordemos que Su misma Palabra expresa que la oración del justo puede mucho (Santiago 5:16). De modo que debemos aprovechar nuestra cercana relación con El Padre para orar por nuestros hermanos donde quiera que se encuentren.