Muchas veces cuando nos sentamos frente al televisor, vemos diversas noticias que suelen ser deprimentes y fatídicas, sobre temas de la salud, la política, y peor aún; el grupo de mujeres que buscan la aprobación de la pena de muerte de los pequeños e inocentes que no pueden defender sus derechos.
De modo que, es como sentarse a recibir una carga de estrés, tristeza y dolor; en contraste con las cosas grandes y hermosas que nuestro amado Dios hace cada día a favor de la humanidad. Lo hace, usando como instrumentos a hombres y mujeres simples; los cuales se han esforzado por dejar un legado de amor.
Para entenderlo mejor, viajemos por la biblia
En las historias bíblicas, solo se mencionan las mujeres que han tenido una participación distintiva, con actos que marcaron la historia de la humanidad. Por ejemplo, Jezabel fue conocida como la reina malvada. En esa misma línea, su hija Atalía, fue aún más cruel, llegando a matar a sus nietos, para usurpar el trono, a raíz de la muerte de su hijo.
Por otro lado, en el Nuevo Testamento está la historia de Loida, una judía cristiana, que dedicó tiempo a la educación de su familia, sembrando fe, amor y enseñando la palabra de Dios. Fue por esto que el apóstol Pablo, hablando en 2 Timoteo 1:5, destaca la fe no fingida que hay en Timoteo, la cual habitó en su abuela Loida y su madre Eunice, y que también era visible El.
La fe y amor de la anciana Loida ha sido una fuente de inspiración para todas personas y familias que desean dejar sembrada la semilla de la paz, la palabra y amor de Dios, en los corazones de hijos, nietos, y biznietos, reconociendo que herencia de Jehová son los hijos.